Determinadas actividades tecnológicas generan residuos muy contaminantes que resultan difíciles de eliminar, como algunos materiales plásticos o los residuos nucleares.
Durante mucho tiempo las necesidades industriales y tecnológicas se han satisfecho sin prestar atención a los posibles daños causados al medio ambiente.
La tecnología está totalmente relacionada con la sociedad, ya que cada vez son más las necesidades tecnológicas. Una sociedad en desarrollo tiene innumerables necesidades lo que genera un aumento en la demanda de tecnologías (y en su desarrollo).
Uno de los efectos más nocivos para el medio ambiente, producido por la tecnología, es “la basura electrónica”.
La innovación tecnológica ha tenido en el último medio siglo un impulso sin precedentes. Esto ha posibilitado que tecnologías en principio caras, complejas y orientadas a un público determinado, sean hoy baratas, sencillas y fácilmente utilizables en la vida cotidiana. Este constante desarrollo tecnológico sumado a la lógica del mercado, genera un permanente recambio de los artefactos eléctricos y electrónicos que se consumen de manera doméstica. Las nuevas funcionalidades y modelos de los aparatos; la mayor accesibilidad por la disminución de los costos y la oferta constante de “la novedad”, hacen que estos productos se tornen anticuados con mayor rapidez. El efecto de este consumo masivo de aparatos eléctricos y electrónicos es la generación de basura electrónica, la que contiene sustancias químicas tóxicas y metales pesados y, al mismo tiempo, materiales valiosos como oro, plata, platino o cobre. Estos componentes utilizados en la fabricación de productos electrónicos son altamente tóxicos: sustancias que degradan el medio ambiente y en algunos casos son peligrosas para la salud de los seres vivos, incluido el hombre.
El uso desproporcionado de aparatos electrónicos como ipods, celulares, teléfonos inalámbricos y portátiles, entre otros artefactos, ya está generando la aparición de ciertas patologías en los seres humanos (dolores de cabeza, estrés, depresión, pérdida de la capacidad auditiva), como efecto del producto de la contaminación electrónica, que son causadas por el uso desmedido de aparatos eléctricos y electrónicos. Se calcula que se producen en torno a 50 millones de toneladas de esta clase de residuos al año. Es una contaminación invisible pero muy perjudicial ya que afecta el entorno de vida de los seres humanos y de diversos seres vivos.
Existen diversos daños para la salud y el medio ambiente generado por varios de los elementos contaminantes presentes en los desechos electrónicos. Todos los residuos siempre impactan en el medio ambiente, porque la mayoría de los materiales no son biodegradables. Los metales tienen una gran capacidad para persistir en el medio ambiente. Y el eslabón final siempre es el hombre, que termina ingiriéndolos a través de lo que come. Colocar este tipo de residuos en la basura, o dejarlos en manos de cartoneros, es poner en riesgo la salud de las personas y del ambiente, debido a que contienen más de 700 componentes peligrosos.
Mientras el celular, el monitor y el televisor estén en una casa no generan riesgos de contaminación. Pero cuando se mezclan con el resto de la basura y se rompen, esos metales tóxicos se desprenden y pueden resultar mortales. Cerca del 70% de los metales pesados que contaminan los basureros del mundo provienen de los artículos electrónicos que son mal
desechados.
A continuación se presenta el ranking verde de electrónicos, dado a conocer por Greenpeace en función analítica acerca de las empresas que más contaminan con sus productos el medio ambiente y aquellas que cumplen estrictamente con los protocolos de protección ambiental.
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